martes, 13 de mayo de 2014

En la primavera

    Estamos en plena primavera, y todos teníamos ganas de que saliera más el sol, dar largos paseos, y que los días fueran más largos.

    Pero este tiempo, también lo es para empezar a preparar el huerto, y es que para tener lechugas en verano, cebollas y las patatas para octubre, hay que tenerlo limpio. Quitar las malas hierbas, para pasar al abonado y después plantar.

    Con el abono que se ha guardado durante todo el año, se cubre con una capa el huerto, para que la tierra se nutra de potasio, nitrógeno y fósforo, y pasadas unas semanas, se ara la tierra.

    Esta zona es mas de regadío, plantamos cebollas, puerros, lechugas, acelgas y tomates, aunque también plantamos, patatas y berzas; con lo que nos aseguramos una buena despensa para el invierno.

    Se puede plantar un semillero ya en Enero o Febrero, depende de las plantas, y pasarlo al huerto; o también se puede comprar ya de semillero.

    El huerto tiene que estar organizado, para que no se mezclen lo que plantamos. Se crean bancales o sucos, en los que se irán sembrando las diferentes cosas, con pasillos entre ellos para que podamos hacer podas, quitar malas hierbas, limpiar, y recoger los frutos, y otros pasillos para que el agua de riego llegue a todas partes.

Cebollas recien plantadas

    Hay variedades distintas de cada planta, que hay que tener en cuenta a la hora de decidir lo que queremos plantar: el tiempo que tarda en crecer y madurar, el agua, el tiempo en la que se siembra y otros factores.

    Lo que presta recoger la verdura rica y tierna en verano, hace que se olvide el tiempo que se dedica a ello.


¿Y vosotros, tenéis huerto?

Un saludo

lunes, 14 de abril de 2014

El día de reyes

    Ya vienen los reyes magos, ya vienen los reyes magos, caminito de Belén, olé, olé, olá.....

    Este y otros villancicos nos relatan la llegada de los reyes magos ese 5 de Enero que no muchos años dormimos bien, porque no nos vamos a engañar, mas de uno se acuesta nervioso/a.

    Y es que es todo un ritual que desde bien pequeños, antes incluso de saber hablar perfectamente, ya sabemos, hay que limpiar la bota, hay que dejar leche, mantecadas, una mandarina y marchar pronto para la cama, porque como sus majestades nos vieran despiertos no venían. Ellos saben cuando somos buenos, cuando somos malos. Por la mañana sentíamos una mezcla de sueño y nerviosismo y aún con un ojo cerrado y descalzos, bajábamos rápido a ver cuantas cosas había, a abrirlas rápidamente y sorprendernos porque alguna vez nuestro pequeño sueño se hacia realidad.

    No sabemos cuantas veces a lo largo del día repetíamos las cosas que sus majestades nos habían traído  y el aguinaldo que nos habían dejado. Después de misa, nos cargábamos con una bolsa, cuanto más grande mejor, e íbamos desde casa Gloria hasta la de Conso, a correr el aguinaldo, toda la mañana, cantando villancicos, o no, y las abuelas nos congratulaban con manzanas, naranjas, peladillas, turrón, gominolas y muy de vez en cuando caía alguna moneda de 100 pesetas. Luego llegábamos a casa y todo lo conseguido nos duraba hasta bien entrado febrero.


 

    Al día siguiente de reyes, tocaba recoger el belén, el árbol  los juguetes, y de golpe y porrazo, volver a la realidad. Y es que aunque sea una de las mejores mañanas significa el fin de las navidades.

  Un saludo